martes, 22 de noviembre de 2011

Bigotes a la obra.

Pocas cosas pasan desapercibidas para una foca común. Sus bigotes, o vibrisas, captan información detallada sobre su entorno. De los pelos del hocico asoma unos folículos que contienen alrededor de diez veces más terminaciones nerviosas que los bigotes de una rata. Las focas se han adaptado a lo largo de 25 millones de años para poder leer los más mínimos cambios se producen en el movimiento del agua.
Los investigadores han estudiado este fenómeno con una foca amaestrada. Hasta con los ojos cerrados y vendados, es capaz de detectar la presencia de un objeto en aguas calmas 30 segundos después de que este hubiera pasado. Los últimos ensayos revelan que puede distinguir formas y tamaños valiéndose únicamente de los bigotes. Se cree que otras especies de focas tienen la misma habilidad, que incluso les permite ver una suculenta presa en aguas tibias, lo que hace la caza fructífera.

foca

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